Diego Armando Maradona

Dunga

Aunque en veredas siempre opuestas, Diego Armando Maradona y Dunga, los entrenadores de Argentina y Brasil, parecen opuestos en todo. Y no solo por la polémica pelea que existe siempre entre estos dos países por ver quién es el Mejor de Sudámerica, sino porque mientras el esquema de Dunga es 100% defensivo, buscando la salida desde el fondo y achicando la cancha con los defensores, el de Maradona busca siempre que la ofensiva sea la que carga el partido sobre los hombros y desprecia, por así decirlo, el mediocampo e improvisa en defensa. 

Sin embargo, eso es cuando ganan, cada uno a su manera. Pero hay por lo menos tres puntos en los que estos dos entrenadores, en los que se puso tanta ilusión durante el Mundial, se parecen en su manera de perder:

1) Nunca piensan en el rival. Juegan sin interesarse en lo que hace el otro equipo, confiando exclusivamente en el pizarrón. Jugaron casi siempre con el mismo plantel (los cambios solo fueron motivados por tarjetas o lesiones) y la misma estrategia, ya sea que enfrentasen a equipos defensivos o extremadamente ofensivos. Una soberbia que terminó con la eliminación de ambos ante rivales que les propusieron un juego distinto, aprovechando sus debilidades. 

2) Ponen énfasis en las individualidades antes que en lo colectivo. Aunque en ese sentido Brasil se mostró más disciplinado, lo cierto es que Dunga confiaba plenamente en lo que podía hacer Lucio como líder, en las trepadas de Maicon o la contundencia de Luis Fabiano. Y un poco menos en Kaká. Maradona, por su parte, estaba convencido de que Higuaín, Tévez o Messi podían resolverle en una jugada cualquier partido. 

3) Solo podían jugar con el partido a favor. Se mostraron incapaces de remontar un marcador adverso. Los nervios, la angustia, el temor a perder, los hizo desordenarse de inmediato y perder completamente los estribos, hasta diluirse, como si no pudiesen creer en lo que les sucedía, como si vivieran una pesadilla inverosímil y no un partido real. 

IT