Reconozco que no me gustó cuando Uruguay se metió abajo contra Corea del Sur, ese gen defensivo instalado ahí, esas ganas de que el pan no se queme en la puerta del horno. Y presiento que hoy será igual, con cachavacha Forlán diciéndole a todos que salgan y los uruguayos retrocediendo, de 30 cms en 30 cms, a pesar de que son realmente un equipo enorme, con una capacidad ofensiva capaz de pasar por encima a Ghana.

Reconozco que grité con el gol de Suárez como si lo hubiera metido Messi.

Reconozco que amé cuando Uruguay, al ver el 1-1, salió con todo al ataque. Pero ese con todo no significa desordenado pero con garra, como antes, sino táctico, con pase, con profundidad. Me identifiqué con ese equipo más que con ningún otro del Mundial. Si hubiera jugado así no cuando necesitaba el gol (al principio del partido y, luego, ante la urgencia del resultado) ahora estaríamos hablando de otra cosa. Estaríamos hablando del equipo más digno, más futbolero, el mejor del Campeonato. 

Reconozco que me gusta que Uruguay use Puma. Es como si fueran africanos. Es mi Costa de Marfil sudamericana.

¡Vamos Uruguay! !Por la historia!

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